Enlazamos la entrevista que el diario Marca ha realizado a nuestro socio Quique Setién.
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Las PalmasAjedrecista, el técnico de la UD afronta la visita del Madrid sabiendo qué piezas mover
Quique Setién: "Al Madrid hay que ganarle tres veces"
El ajedrez no es para Quique Setién una pose intelectual sino algo más que una afición que en sus años mozos llegó a desvelarle. El entrenador de la Unión Deportiva Las Palmas, con una larga y exitosa trayectoria en el mundo del futbol y una convocatoria mundialista (México 86), no presume de jaques, enroques, victorias ilustres o de seguir figurando todavía en las listas que mensualmente publica la Federación Internacional (FIDE). Mañana ante el Real Madrid tendrá una difícil partida.
Con su puntuación ELO de 2.055, conseguidos en sus años de torneos, usted podría haber sido seleccionado por 51 países para participar en la última Olimpiada de Ajedrez de Bakú.
(Risas). Sí, eso les digo a los futbolistas. Si hubieras nacido en tal o cual país serías internacional. Pero aquí no te llaman.
Las Palmas es tierra de ajedrez. Sabrina Vega es la actual subcampeona de Europa y hay una gran sensibilidad de las autoridades... ¿Ha podido vivir este ambiente o el fútbol no le deja tiempo?
La verdad es que no tengo tiempo. El otro día jugué con Sabrina Vega y salvo un torneo al que acudí en Vecindario, en una semana tranquila, apenas puedo participar. Eso sí, aproveché y disputé partidas rápidas con aficionados, con el presidente de la Federación de Las Palmas y con el organizador.
¿Quién le enseñó a jugar al ajedrez?
Mi padre, cuando yo era un crío. Pero no llegué a entender el juego y a engancharme a él, aunque lo alternaba con el fútbol, hasta que conocí a amigos de Santander que jugaban a diario y que además tenían muy buen nivel, como Chencho, Barquín, Sergio, que pertenecían al Club Torres Blancas del que todavía soy socio.
Hijo ajedrecístico del Fischer-Spassky de Reikjavic en1972, ¿pensó, como le ocurrió al gran maestro Ljubomir Ljbojevic, cambiar el fútbol por el ajedrez?
Podía haber sido una alternativa aunque reconozco que mi capacidad para jugar era limitada. Enseguida me di cuenta de que no tenía un talento especial. Aunque era muy entusiasta, necesitaba mucho esfuerzo para progresar y con el futbol no disponía de tanto tiempo. He disfrutado y disfruto mucho del ajedrez, pero nunca sería un jugador profesional. Hubo épocas en las me despertaba por las noches, antes de los partidos, pensando en uno u otro movimiento. Jugaba muchas horas al ajedrez y eso no podía ser. El descanso era obligatorio y me dedicaba a lo que me dedicaba. Con mucha voluntad logré desconectar y tomármelo de manera más relajada. Lo de desvelarme por una jugada hace ya muchos años que no me sucede.
Conocido como 'El ajedrecista' en sus años del Atlético y de la selección, ¿con quién jugaba y a quién contagió el veneno del juego ciencia?
En el Racing (8 temporadas en su primera etapa, 1977-1985 y 1992-1996) jugaba esporádicamente con algunos compañeros y sobre todo con Pedro Alba. Más tarde, en el Atlético (1985-1988), con Julio Salinas, aunque él no estaba tan enganchado como yo. En aquella época, un directivo del club me trajo de Estados Unidos una Chess Challenger, una de las primeras computadoras de cierto nivel, y me la llevaba a las concentraciones. En el Logroñés (1988-1992), en mi casa daba simultáneas -jugar al mismo tiempo varias partidas- a Lopetegui, Poyatos, García Pitarch, Linde...
¿Cree que a Lopetegui le ayudaría el ajedrez?
No sé si seguirá jugando, pero seguro que sí. He de decir que en Logroño yo era uno de los veteranos del equipo y ellos unos chavales que se sentaban casi obligados a jugar.
¿Quién le hacía sufrir más con un tablero de por medio?
Al principio, Pedro Alba. Me acuerdo que me devanaba los sesos pensando mientras él jugaba y leía el periódico a la vez. Jugaba muy bien. Luego, cuando comencé a ir con regularidad al Torres Blancas, nos fuimos igualando.
¿Qué le ha aportado el ajedrez?
Un punto de evasión importante en momentos de tensión. En los problemas siempre me ha servido para desconectar, porque la vida no es sólo futbol. Ha habido épocas en las que en ese sentido me ha venido muy bien. Hay cosas del juego que te obligan y te ayudan, como la reflexión. De joven era muy impulsivo. Con los años te das cuenta de las ventajas de pensar a largo plazo, de tratar de ver el panorama con una perspectiva más amplia, de saber, por muy claras que tengas las cosas, que siempre hay que tomarse unos segundos para reflexionar. En el ajedrez siempre es mejor poner los brazos debajo de la mesa para controlar ese impulso de mover mecánicamente una pieza. Esa pausa me ha venido muy bien.
¿Qué similitudes hay entre el futbol y el ajedrez?
Todas las que queramos encontrar. No sé si se puede comparar, pero las piezas tienen que estar muy bien coordinadas. No se pueden dejar por ahí sueltas. Mi concepto como entrenador y en el ajedrez es atacar con cierto orden y controlar la retaguardia. Puedes ser un jugador ofensivo, pero siempre controlando lo que pasa atrás, no dejar piezas sueltas, que haya sincronización. Es lo mismo que pasa en el futbol cuando tienes un equipo coordinado, en el que todos sus jugadores conectan, hay buenas asociaciones... De joven iba más a lo loco: siempre para adelante, avanzar los peones, no mirar lo que dejas atrás, olvidarte de la defensa... Luego te daban las que te daban.
El gran maestro Miguel Najdorf decía que por los primeros movimientos sabía el carácter de un jugador...
Eso me pasa en el fútbol. Cuando veo un futbolista en el campo sé cómo es fuera.
¿Practica con sus futbolistas el ajedrez?
A Raúl Lizoáin, que empezó hace tres meses, le encanta. Jugamos en el avión. Está con problemas de ajedrez y le ayudo a resolverlos. Él ya sabía jugar y lo hacía con su padre, que es ciego, con un tablero de espigas especial para invidentes. Tengo compromiso con otros cuantos para que dediquen menos horas al móvil. Espero engancharles por las tardes en las concentraciones.
Bobby Fischer se ponía enfermo cada vez que perdía. ¿Alguna derrota en ajedrez le ha dolido más que un partido de futbol?
Sí. Nunca en un partido de fútbol, salvo cuando era joven, jugué con tanta tensión como cuando participé en los abiertos de Benasque -1992, 1993 y 1994-. El corazón me iba a mil por hora y eso que no era profesional y jugaba en las mesas de mitad de la clasificación. Además, iba para desintoxicarme del fútbol, aunque disputaba partidillos con aficionados, a respirar oxígeno de los Pirineos y, sin embargo, sufría cuando no jugaba bien. Un apuro de tiempo que te hace perder una partida ganada es muy duro. Y no hay excusas ni factores externos.
Fischer era el ajedrez total, como la Holanda de Cruyff del Mundial 74. ¿Hay más justicia en el ajedrez que en el futbol?
En el fútbol no siempre gana el mejor. Hay tendencias, pero puntualmente se puede perder un Mundial o una Eurocopa. En el ajedrez, la suerte influye muchos menos por los formatos de competición. Sin embargo, en la Liga gana el mejor. Por eso intento transmitir sensaciones a mis jugadores con el tema de los resultados. Las sensaciones te dejan más huella que los resultados. Cuando pierdes y juegas bien te queda algo. Cuando juegas mal y pierdes no te queda nada.
Usted comparaba en un artículo en El Mundo a Fischer con Maradona en cuanto a que dejaron pronto el ajedrez y el futbol. ¿Han sido los más grandes en sus deportes?
Para mí, en gran medida, sí, hasta que en el caso del futbol he visto a Messi. Cruyff, Maradona fueron los más grandes en la época en que tenías ídolos. Me influenciaron porque hacían cosas que nunca vas a poder hacer. El argentino se retiró antes de tiempo; Fischer se convirtió en un fantasma tras el Mundial de 1972 y no lo pudimos disfrutar más. Messi lleva más de 10 años siendo el mejor cada domingo. Y ves que tiene una continuidad que no se la he visto a nadie.
¿Qué intimida más, jugar en estadios como el Bernabéu o el Nou Camp o enfrentarse a este póquer de rusos: Karpov, Kasparov, Grischuk y Karjakin?
Es el sueño de tu vida la primera vez en el Bernabéu o el Nou Camp. Luego no significa tanto. El día que me enfrenté a Kasparov o cuando jugué con Deep Blue Junior invitado por IBM fueron excepcionales. Me gusta luchar contra estos fenómenos, puedes hacerlo una vez.
Si fuera en un tablero el duelo de mañana, ¿cuál cree que es el mejor planteamiento: jugar tácticamente sacrificando material en pos del ataque con un gambito Marshall, al contrataque con la defensa Siciliana u optar por una vía intermedia con la Caro Kann?
Ganar al Madrid no es fácil porque hagas lo que hagas siempre tiene recursos. Haciendo un símil ajedrecístico, siempre están bien preparados para cualquier apertura. No les vas a ganar mientras el (jaque) mate sea inmediato. Como reflexionaba un rival de Karpov hay que ganarle tres veces: en la apertura, el medio juego y el final. El Madrid es así. Tienen jugadores que con independencia del juego del equipo pueden resolver el partido en cualquier momento. Tu siempre te puedes equivocar. En el ajedrez puedes tener ventaja en una partida, pero si te pones a pensar en dónde has dejado las llaves, la lías.
¿Qué piezas serían los jugadores del Real Madrid?
Modric sería la dama (reina). Es un jugador tan versátil y tiene tanta capacidad para entender las variantes del juego... A mí me entusiasma. Controla el centro del campo, maneja todas las situaciones, tiene la movilidad de la dama. Cristiano es un gran rematador, es la pieza que te da el (jaque) mate. Puede ser la dama, la torre o un simple peón. Morata o Bale, que es muy rápido, podrían ser el alfil...
Los dioses del ajedrez crearon el medio juego para confundir a los mortales. ¿Qué pusieron en el futbol para ganar a los grandes?
¡Entusiasmo! A los grandes sólo lo puedes derrotar con entusiasmo y con un momento de lucidez mientras se relajan pensando que es fácil ganarte.
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